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EN CAJEME, LA MUERTE TIENE PERMISO

Edmundo Valadés, nació en Guaymas, Sonora, y fue uno de los mayores impulsores del género del cuento, es decir, las pequeñas ficciones que, lejos del esquema de la novela, donde un tema se puede extender hasta donde la imaginación del escritor le dé, en el caso del pequeño relato, cada palabra debe o debería tener un significado y ser breve y contundente.
Valadés, escribió su primer libro de cuentos titulado, "LA MUERTE TIENE PERMISO”, en 1955, y fue, su punto de partida que le dio fama, y cierta fortuna.
El cuento en cuestión, el último de su libro con 18 relatos, y, sin duda, el mejor logrado de todos.
La historia relata como, campesinos de un pueblo del sur de México, hartos de los desmanes del presidente municipal, piden permiso a unos funcionarios públicos, ingenieros ellos, para darle muerte al déspota municipal.
Cuando los ingenieros escuchan sus problemas, convienen que, aún cuando no tienen facultades, no se oponen a que los campesinos hagan justicia por su propia mano y cito: "Es aquí cuando, el campesino que tiene la palabra, les agradece a los ingenieros por el permiso, pero les comunica que, como nadie les hacía caso:
-Pos muchas gracias por el permiso, porque, desde ayer el presidente municipal de San Juan de las Manzanas está difunto”
Momento, mi acelerado lector, mi incrédula lectora, no estoy proponiendo la justicia por mano propia, contra nadie, pero, lo que digo es que, en Cajeme, la muerte tiene permiso y nadie en el gobierno, parece estar ni preocupado, ni ocupado por lo que sucede.
Y les cuento: el pasado fin de semana, asesinaron a un lava-camiones en la comisaría de Cócorit, quien me cuentan, ni la debía ni la temía.
¿Entonces? ¿porqué lo mataron? Pues me dicen que, sus hermanos, que son los malditos malandrines, ya se les habían escapado a sus verdugos, a fuerza de carrera, varias veces.
Digo, y permítame la expresión; Chingado, si ya sabían que los querían matar, ¿porqué nadie hizo nada?
Y voy más allá.
Cócorit, en barrios como la Bomba o El Zapatito, han visto, en los últimos meses, infinidad de asesinatos.
Lo mismo pasa en el campo 5, en la Colonia Hidalgo, y en varios puntos focalizados de Cajeme, donde existen asesinatos recurrentes.
Luego entonces, ¿no tendrán la autoridad municipal y/o estatal un mapping de las colonias más conflictivas, para poner un enfásis de seguridad ahí?
Yo no soy, ni quiero serlo, capitán de Corbeta, como el capitán Tarango, pero, ¿no le dará la inteligencia para poner más cuidado en la vigilancia de esos puntos?
Y voy más, con mucho miedo, pero con mi responsabilidad de periodista y ciudadano, pero, me preguntó: ¿porqué desde que llegó el capi, se han incrementado las muertes en el municipio?
Clarooooooo, el alcalde Mariscal, dice que, los cajemenses tenemos la clara percepción de que la seguridad está mejorando en nuestro municipio y yo me pregunto, ¿dónde vive?
Porque no manchen, en lo que va de enero, llevamos un promedio de dos asesinatos diarios y obviamente, pocos resueltos.
En CAJEME, LA MUERTE TIENE PERMISO, y el permiso se paga, cuesta, llega en maletines pesados, de uno y otro bando, aún cuando no puedo afirmar a donde van a parar esos dolaritos sucios.
Y pregunto; ¿Tú, yo, nosotros, ustedes, nos lo merecemos?
Nota: Cuando escribo esto, dos de la mañana de sábado para amanecer (si Dios nos ampara) de domingo, escucho de nuevo una casacada de tronidos que, la neta, no son fuegos de artificio.
Gracias.
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